La joven de 21 a 28 años. Vivencias del cuarto septenio
En el mes de abril de mi calendario Las Edades de las Mujeres, toca hablar del cuarto septenio. Esa etapa aventurera y viajera de la vida para darnos el gusto de experimentar. Es el momento de atravesar las tempestades emocionales, enfrentarse a ellas y tratar de apaciguarlas, aunque no siempre sea fácil. Por eso, destapo mis cartas por dentro y vivo mi vida como si fuera un juego.
A pesar de ello, mi mayor desafío en estos años es aprender a relacionarme con los demás, especialmente con aquellas personas que me atraen. La urgencia de asumir mis propios miedos me va haciendo más independiente. Me doy cuenta de que todos los humanos somos un cúmulo de fortalezas y debilidades. Con este descubrimiento, intento aprovechar para liberar al supuesto personaje de cuento del entuerto de rescatarme de todo mal.
Con todo, hacia el final de este septenio, entro en crisis con lo que fui, lo que soy y lo que quiero ser. Me paro y observo. Escuchar a la par a mi razón y a mi corazón me ayudará a madurar.
Dicen que, en este tiempo, se abre la puerta hacia el inconsciente y se entra en resonancia íntima con la humanidad. Resulta más fácil conectar con la dimensión de lo sagrado. Debe ser que por eso muchos artistas culminen a esta edad algunas de sus grandes obras.
La pregunta es: ¿Puedo alcanzar mis ideales?
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